El activismo de los movimientos sociales es objeto de violaciones de derechos humanos en todo el mundo, desde encarcelamientos injustos hasta secuestros y asesinatos. Apoyamos a los movimientos sociales para reforzar la seguridad colectiva, hacer un seguimiento y documentar las violaciones, hacer campaña contra la impunidad, emprender acciones legales y presionar para que se reconozcan nuevas formas de derechos humanos.

Las comunidades de primera línea que soportan el peso del caos climático y otras perturbaciones ecológicas son las que tienen las soluciones más potentes para estas crisis y otras relacionadas. La justicia ecológica eleva los esfuerzos colectivos para construir sistemas alimentarios y energéticos justos y sostenibles, desenmascarar las falsas soluciones y reparar las relaciones entre las personas, la Tierra y todos los sistemas vivos.

Nuestro sistema alimentario, desde el campo hasta el plato, está impregnado de injusticias. Sin embargo, los movimientos sociales trabajan para cambiar dicha situación de forma inspiradora. Colectivamente, promueven la soberanía alimentaria, definida como «el derecho de los pueblos a una alimentación sana y culturalmente adecuada, producida con métodos racionales y sostenibles desde un punto de vista ecológico, así como el derecho a definir sus propios sistemas agroalimentarios».

Frente a la violencia, los traumas y las desigualdades sanitarias, los movimientos sociales y las comunidades utilizan la sanación como forma de resistencia.

Diversos movimientos feministas insisten en que los derechos de las mujeres, la comunidad trans y las personas que no se ajustan a las normas de género no se pueden separar de otras desigualdades como la raza, la clase social y el colonialismo. Además, construyen alternativas dinámicas para preservar la vida y conseguir la liberación, al tiempo que demuestran que las personas más atacadas por las políticas patriarcales deben ser quienes esbocen las alternativas.

Las luchas por el territorio abordan cuestiones fundamentales de autodeterminación y supervivencia frente a formas de extractivismo antiguas y nuevas, desde el colonialismo de asentamiento hasta el acaparamiento mundial de tierras y agua. Los movimientos sociales amplían de forma creciente el debate sobre la tierra para incluir concepciones más holísticas del territorio que engloban diversos ecosistemas acuáticos y terrestres, así como las vidas y culturas vinculadas a ellos.