Temas que tratamos
Soberanía alimentaria
Nuestro sistema alimentario, desde el campo hasta el plato, está impregnado de injusticias. Sin embargo, los movimientos sociales trabajan para cambiar dicha situación de forma inspiradora. Colectivamente, promueven la soberanía alimentaria, definida como «el derecho de los pueblos a una alimentación sana y culturalmente adecuada, producida con métodos racionales y sostenibles desde un punto de vista ecológico, así como el derecho a definir sus propios sistemas agroalimentarios».
Visão geral do impacto
Las organizaciones que acompañamos celebraron el hito de los 25 años de la lucha mundial en favor de la soberanía alimentaria en 2021, y sentimos el honor de haber colaborado con ellas durante el camino.
A lo largo de los años, los movimientos por la soberanía alimentaria han generado un amplio debate público sobre el libre comercio, la agricultura industrial, los cultivos modificados genéticamente y otros enfoques impuestos por las empresas y de tipo descendente.
Al mismo tiempo, los movimientos sociales han construido alternativas inspiradoras, como los florecientes mercados territoriales basados en la producción agroecológica del campesinado, del sector pesquero y de la alimentación a pequeña escala. Han demostrado que dichas alternativas cuentan con la capacidad para ampliar su alcance y extenderse, con beneficios para toda la sociedad. La soberanía alimentaria se abre paso cada vez más en los espacios de políticas y existen múltiples ejemplos de leyes sobre soberanía alimentaria, desde la escala local a la escala mundial. Entretanto, está reorientando en todo el mundo el debate en torno a la alimentación y la agricultura.
Iniciativas que estamos acompañando:
- Un proceso global de convergencia entre diversos movimientos de todo el mundo para crear un marco común y un programa de acción en favor de la soberanía alimentaria.
- Una red de escuelas campesinas en crecimiento que imparten formación política y técnica en materia de agroecología, pilar clave de la soberanía alimentaria que implica cultivar en sintonía con la naturaleza.
- El refuerzo de los bancos de semillas en manos de las comunidades y otras formas de resistencia a la apropiación de las semillas por parte de las empresas.
- La organización y el trabajo de incidencia en los Estados Unidos para cambiar las políticas alimentarias y agrícolas nacionales que tienen repercusiones mundiales.
- La implicación de los movimientos sociales en espacios políticos en escalas múltiples para arrebatar a las empresas el control del sistema alimentario y devolvérselo a las comunidades.
A pesar de que hay alimentos más que suficientes para toda la población mundial, el hambre sigue en alza.
En 2020, 3100 millones de personas no podrán permitirse una dieta saludable.1 Resulta paradójico que la mayoría de las personas y las familias que pasan hambre en el mundo sean productoras de alimentos.
Hace 25 años, las contradicciones extremas inherentes a nuestro sistema alimentario dieron origen al movimiento en favor de la soberanía alimentaria. En 1996, cuando los liderazgos mundiales se reunieron en Roma para celebrar la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, no invitaron a un sector clave: los movimientos de personas proveedoras de alimentos a pequeña escala que producían la mayor parte de los alimentos del mundo mientras soportaban políticas agrícolas injustas. Sin dejarse amedrentar, se presentaron de todos modos en Roma, bajo la bandera de La Vía Campesina, organización que acompañamos a escala mundial. Tomaron las calles para afirmar que no puede haber seguridad alimentaria sin soberanía alimentaria, es decir, el derecho de los pueblos a controlar sus propios sistemas alimentarios.
En los años transcurridos desde entonces, la soberanía alimentaria ha ganado visibilidad, poder e influencia. Un momento clave fue el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria Nyéléni, celebrado en 2007 en Malí. Allí, un conjunto de movimientos sociales aún más diversos que una década antes, incluidos los movimientos urbanos, de consumidores, sindicales, agrarios y de justicia medioambiental, articularon tanto una definición común (compartida anteriormente) como un marco para la soberanía alimentaria, que incluye los siguientes seis pilares:
- Se centra en la alimentación para las personas.
- Da valor a quienes proveen alimentos.
- Localiza los sistemas alimentarios.
- Sitúa el control a escala local.
- Desarrolla conocimientos y habilidades.
- Trabaja con la naturaleza.
Esta articulación colectiva ha contribuido a unir a los movimientos de lucha de todo el mundo, en toda su diversidad, hacia una visión compartida de transformación. Una parte clave de ese trabajo ha sido la articulación de la agroecología, que tiende puentes entre los mundos de la soberanía alimentaria y la justicia climática. En la actualidad, las organizaciones que acompañamos en nuestro movimiento están inmersas en un nuevo proceso Nyéléni aún más amplio que tenemos el honor de apoyar.