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Brasil

Las desigualdades que afligen a la sociedad brasileña son enormes: apenas el 1,6 % de la población terrateniente de Brasil sigue controlando el 47 % de las tierras de propiedad privada del país, mientras que el 60 % de la población dispone únicamente del 15 % de toda la riqueza. En paralelo a las prácticas de agricultura industrial destructivas y al acaparamiento de tierras a manos de las empresas agrícolas, las empresas extranjeras han aumentado el control que tienen sobre los recursos locales. Es devastadora la influencia que tiene esta circunstancia sobre las comunidades rurales de Brasil y sobre las extensas selvas, la tierra, los sistemas hídricos y la biodiversidad del país. En los últimos 10 años, se intensificó el conflicto entre las comunidades empobrecidas y de clase obrera, por un lado, y las clases elitistas y sus modelos extractivistas, por otro. A escala política, esta situación ha desencadenado golpes de Estado judiciales, así como el surgimiento de gobiernos y partidos políticos de extrema derecha y una campaña en contra de los derechos legales. A escala más práctica, ha desembocado en casos de violencia. Mientras las fuerzas que se mueven por ánimo de lucro y la extracción de recursos arrasan zonas naturales esenciales como el Amazonas y el Cerrado, los sicarios y las fuerzas policiales han intentado aterrorizar a los pueblos rurales para que abandonen sus hogares y territorios ancestrales. Incluso alternativas supuestamente «verdes» como las represas hidroeléctricas y los proyectos de compensación de carbono como REDD+ contribuyen a desplazar y atacar a dichas comunidades. A pesar de ello, los pueblos indígenas, las comunidades quilombolas, los pueblos tradicionales, el campesinado, la comunidad trabajadora rural sin tierra y la población de las favelas urbanas están en la vanguardia de un movimiento que lucha por contrarrestar estas tendencias y construir una economía al servicio de todo Brasil. Desde 1998, el programa para Brasil de Grassroots International acompaña a los movimientos sociales en sus luchas en favor de la soberanía alimentaria, la defensa del territorio y la protección de los derechos humanos colectivos de los movimientos sociales y de las comunidades en las que trabajan. Desde un punto de vista geográfico, el programa se centra principalmente en las regiones del nordeste, la meseta central y la Amazonia (incluidos los estados de Maranhão, Pernambuco, Bahia, Goiás, Sergipe, Piauí, Pará, Acre y Mato Grosso do Sul). Muchas de las organizaciones que acompañamos consideran que es momento de recuperar y reconstruir. Los movimientos sociales siguen defendiendo sus derechos en condiciones muy difíciles, reclaman políticas que sustenten el bienestar social y construyen una alternativa a los poderes económicos depredadores y extractivistas.

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Rede Social de Justiça e Direitos Humanos/Red Social de Justicia y Derechos Humanos

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